A mediados del siglo XIX, Zamora vive un importante desarrollo urbanístico, debido a la llegada del ferrocarril y a la aparición de nuevas industrias que trajeron consigo una pujante burguesía. A todas estas circunstancias se unieron unas autoridades locales interesadas en mejorar la ciudad y el trabajo de unos arquitectos de gran calidad.
La aparición de estos edificios ha permitido a nuestra ciudad la inclusión en el exclusivo grupo de municipios que forman la Ruta Europea del Modernismo ya que el nuestro está a la altura del que se encuentra en las principales ciudades europeas. Este estilo se caracteriza por las abundantes líneas curvas, por la diversificación de materiales, por los contrastes de color y la decoración animal y vegetal.
De la Plaza Mayor hacia el Este muchos edificios fueron derribados para levantar otros más acordes con los nuevos tiempos. Ese rejuvenecimiento de la ciudad tuvo un impulsor determinante: el arquitecto Francesc Ferriol Carreras, que llegó desde Barcelona empapado de modernidad, para ejercer como arquitecto municipal durante ocho años.
Es en ese periodo, entre 1908 y 1916, cuando se levantaron la mayor parte de los edificios que componen hoy el patrimonio Modernista de la ciudad de Zamora.