Alba de Tormes

La figura imponente de la Torre del Homenaje, o de la Armería, es parte sustancial del perfil de Alba de Tormes.

Su origen es incierto. En un principio se cree que se levantó como mera atalaya y torre de defensa. Más tarde, en el siglo XV, comienza su verdadera transformación de la mano de Don García Álvarez de Toledo, Primer Duque de Alba y origen de este linaje.

El castillo se convierte bajo el Gran Duque de Alba, Don Fernando Álvarez de Toledo, en una fortaleza palaciega que acogió una ilustre corte renacentista.

Disponía de seis torres decoradas con mármoles y pinturas murales como las que se conservan en la Torre del Homenaje, unos frescos que muestran pasajes de la batalla de Mühlberg, pintados por Cristóbal Passin y Miguel Ruíz de Carvajal.

Tras el esplendor, el castillo sufrió los avatares del tiempo, luchas y enfrentamientos, principalmente de la Guerra de la Independencia, que redujeron su tamaño de forma considerable.

En la actualidad y tras diversas intervenciones, se puede visitar la Torre principal que acoge las mencionadas pinturas, el Aula de Interpretación y ascender hasta el mirador panorámico exterior, que permite una formidable visión del entorno.

En el exterior, se puede pasear por las ruinas correspondientes a las excavaciones arqueológicas iniciadas en 1991 que han ido descubriendo el esplendor que llegó a tener el Castillo, declarado Bien de Interés Cultural.

Contacto:
C/ Castillo, s/n
Telf: 923 37 06 46 / 618 74 65 13

Horario:
De martes a domingo de 10:00 a 14:00 h y de 16:00 a 20:00 h
Entrada gratuita: martes de 12:00 a 14:00 h

Entrada:
General: 3 €
Grupos y reducida: 2 €

Conjunta Castillo + Museo Alfarería
General: 4 €
Reducida: 2,5 €

El cerco de la muralla ha desaparecido aunque aún hoy quedan restos de las obras de fortificación y de los cubos o torres que jalonaban el lienzo, como por ejemplo, El Torreón o Turrión. 

La muralla tenía cinco puertas y varios portillos que desaparecieron en el derribo de la cerca y, tan sólo, se recuerdan algunos de sus nombres como el del Río, del Campo, del Salitre, de la Corredera o de Terreros.

El primitivo recinto amurallado se extendía entre la fortaleza y el espolón. Este parque viene a ocupar, más o menos, los terrenos en los que se levantó durante la Edad Media el alcázar o recinto militar fortificado que estuvo al cargo de defender a la población de los ataques que, por unas u otras razones, se sucedieron a lo largo de los siglos.

Entre ellos, los llevados a cabo por Almanzor en su guerra de conquista o los dirimidos en el transcurso de las guerras fronterizas entre los reinos de León y de Castilla. Se supone que de aquel alcázar fortificado partía la muralla defensiva que rodeaba Alba de Tormes y a la que se accedía, según antiguos testimonios, a través de esas cinco puertas.

El tramo de la muralla que rodea el parque es prácticamente el único que ha logrado sobrevivir hasta nuestros días.

La Plaza Mayor de Alba de Tormes es el centro neurálgico en torno al que gira la vida de la localidad.

A ella vemos asomarse edificios de diferentes momentos históricos que van desde el siglo XII al XX, desde la iglesia románica de San Juan hasta los edificios de aires modernistas que hacen corro en torno a la fuente, pasando por el estilo tardogótico de la Casa Consistorial.

Porticada en tres de sus lados, sus soportales acogen comercios, bares y cafés, tertulias improvisadas y paseos, cumpliendo así el papel de abrigo, de excusa para el encuentro que ejercieron siempre las plazas y calles castellanas.

Sus aires modernistas, con abundancia de pies de hierro y miradores, vienen de las reformas que sufrió la plaza a finales del siglo XIX, momento en el que la burguesía más pudiente pone de moda el uso de nuevos materiales, como el cristal y el metal.

Adquiere entonces un tono cosmopolita que aún perdura y que vino a subrayarse con la plantación de las exóticas palmeras traídas desde Elda (Alicante) en 1927.

A lo largo de la Edad Media las reuniones del concejo tuvieron lugar en distintos puntos de Alba, primeramente en las ‘casas del concejo’ situadas junto a la iglesia de Santiago, o en su atrio; después en el soportal de la iglesia de San Juan y en la llamada ‘casa de la Audiencia’ situada en la misma plaza Mayor.

Pasado ese momento es cuando se requiere la construcción de un edificio que acoja las reuniones concejiles de manera permanente y presida los actos de relevancia que tienen lugar en la plaza Mayor.

Este edificio es una interesante obra de estilo renacentista, construido en su mayor parte entre 1556 y 1558, en el que se acometieron importantes reformas a finales del siglo XIX.

Entre ellas estuvo la instalación del reloj, esencial para marcar el discurrir de las horas en la vida cotidiana de la localidad pero que se hallaba ubicado en la torre de Santiago, alejado del corazón de la villa.

Tras contratar la fabricación de uno nuevo, realizado por un relojero albense, fue instalado en el Ayuntamiento el 25 de abril de 1893. En la actualidad se puede visitar el reloj original y una muestra de trajes típicos. Del edificio destaca la ventana-balcón, en esquina, ejemplo único en Alba de Tormes.

El 4 de octubre de 1582 muere, en el convento de ‘La Anunciación de Ntra. Sra. del Carmen’, Santa Teresa de Jesús.

Fallece mientras el reloj daba las nueve campanadas. Año tras año, sus hijas recuerdan el aniversario dando esas nueve campanadas cada 4 de octubre.

Su cuerpo fue depositado en el templo, y al día siguiente, que ya era 15 de octubre (por la implantación del calendario gregoriano), se celebró su funeral a las 10 de la mañana en la iglesia recién concluida.

Fueron los fundadores Francisco Vázquez y Teresa de Laíz, mujer de carácter que al no tener hijos empujó al contador y a su propia familia a fundar este convento. Una tradición albense sitúa a Teresa en Alba en enero de 1571, supervisando las obras conventuales.

El templo está formado por dos partes claramente diferenciadas. La primitiva, hecha entre 1571 y 1582, llega hasta el púlpito e incluye nave y anterior capilla mayor. Sacristía, crucero, cúpula y presbiterio, con sus correspondientes retablos, son producto de la ampliación barroca hecha entre 1670 y 1680, llamada la Obra Real.

La fachada de la iglesia tiene una gran puerta de medio punto. En lo alto, los  medallones de San Pedro y San Pablo. El cuerpo superior, se divide en dos pisos. El primero, recoge un relieve de la Anunciación, con un paisaje urbano al fondo. Con año 1570 que no encaja con lo conocido de la Fundación y que será posterior, se dispuso un tímpano con la figura de Dios Padre entre nubes. Remata la cruz sobre el fingido pergamino con la cartela fundacional, entre figuras acostadas sobre roleos y otras de pie en los extremos. 

La iglesia primitiva, levantada de 1571 a 1576, tuvo exclusivamente el primer tramo rectangular de la actual iglesia, la nave con cubierta de madera, y una capilla mayor. En el interior se encuentran sendos escudos de los patrones del convento. Como el enterramiento de los Velázquez/Laíz.

Frente a la entrada y bajo el coro del órgano, está el sepulcro que acoge a Juan de Ovalle Godínez (†1596), su mujer Juana de Ahumada, hermana de Santa Teresa, (†1587) y al hijo de ambos Gonzalo de Ovalle (†1585).

En el centro del altar mayor, en lo alto, se encuentra el sepulcro de Santa Teresa, junto con sus reliquias: el brazo y el corazón.

Contacto:
Plza. Santa Teresa, 1
Telf: 923 30 02 11 / 628 00 16 60

Horario:
Consultar dependiendo de la época del año

Entrada gratuita

En la misma casa conventual fundada por Teresa de Jesús se encuentra un museo que alcanza los 900 metros cuadrados de exposición e incluye algunas de las estancias originales del convento, hoy rehabilitadas.

La colección se articula sobre los camarines, estancias diseñadas para acoger las reliquias de la Santa, y termina con la visita a su sepulcro.

Las distintas salas acogen importantes obras de arte, renacentistas y barrocas, todas ellas de temática religiosa, de pintura, escultura, orfebrería y mobiliario, entre las que se encuentran lienzos, tallas, retablos, relicarios y marfiles de magnífica calidad.

El número y calidad de las obras de arte de este museo es impresionante, pero si hubiera que destacar una única obra, ésta sería la famosa Dolorosa que talló Pedro de Mena hacia 1675.

Sorprende también la colección de figuras del Niño Jesús con variados vestidos de los siglos XVII y XVIII. Igualmente imprescindible es la rica colección de pinturas sobre láminas de cobre o sobre piedras nobles que custodia este museo.

Contacto:
C/ Sor Mariana de San José, 3
Telf: 923 30 02 11 / 628 00 16 60

Horario:
De lunes a domingo de 10:30 a 14:00 h
Tardes consultar dependiendo de la época del año

Entrada:
General: 3 €
Grupos y reducida: 2 €
Grupos con visita guiada: 3 €

Incluye visita a la sala Santa Teresa

El Convento de San Juan de la Cruz se termina de construir en 1692. Es la primera iglesia y el primer convento del mundo dedicados a este santo y toda su estructura y distribución, en convento e iglesia, refleja fielmente la arquitectura propia del Barroco carmelitano.

La fachada en perfecta simetría consigue que los adornos simulen una cruz. En la cabecera de la portada se aprecia el escudo de la Orden del Carmelo. En los laterales sendos escudos de los Álvarez de Toledo y a los pies la imagen de San Juan de la Cruz.

La planta de la iglesia es de cruz latina y en el interior destaca los frescos de las pechinas de la cúpula del crucero. En el retablo del altar mayor destaca la imagen de la Virgen del Carmen y justo por encima la elevación de San Juan de la Cruz. Otra de las imágenes a destacar es la del Niño Jesús de Praga, que junto a la de la Virgen del Carmen es la devoción carmelitana más internacional que existe.

La efigie del Niño Jesús se encuentra en una hornacina dentro del crucero de la iglesia de los frailes.

Sin duda, lo más especial que se encuentra en la iglesia es la reliquia del Santo; el dedo índice de San Juan de la Cruz.

Durante los años 2017 y 2018 se remodeló toda la planta baja del convento, que comprende el claustro con su patio, la sacristía mayor, el refectorio antiguo, la portería y salas de visita, el jardín conventual y varias salas de exposición permanente, tomando el nombre de Centro Teresiano Sanjuanista ‘Entremos más adentro…’

Contacto:
Plza. Santa Teresa, 4
Telf: 923 30 00 43

Horario:
De lunes a domingo de 9:00 a 13:30 h y de 16:00 a 19:00 h

Entrada gratuita

El Centro Teresiano Sanjuanista está situado en la iglesia de San Juan de la Cruz. En las salas de la exposición permanente se pueden encontrar piezas de los siglos XVI, XVII y XVIII.

Entre ellas, ocho lienzos de L. Villalón; 15 piezas de orfebrería de culto y relicarios de los siglos XVII y XVIII; 22 cuadros en su mayor parte del siglo XVIII; 24 esculturas más la urna funeraria de San Juan de la Cruz, que van de los siglos XVI al XVIII.

También acoge dos colecciones de grabados con escenas de la vida de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz del siglo XVII; todos los facsímiles de las obras de Santa Teresa de Jesús; dos cartas autógrafas de ella y documentos del siglo XVI relacionados con Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz; varias piezas de la vida cotidiana del tiempo de ambos; y la edición príncipe de las obras de San Juan de la Cruz de 1618; la reproducción de la celda de San Juan de la Cruz.

La muestra incluye, asimismo, ocho cuadros al óleo con escenas de la vida de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús en el claustro; siete mesas de madera de Nogal del siglo XVI en el refectorio conventual; y una colección de 14 escenas de la pasión de Jesucristo en grabados franceses del siglo XIX.

Además, todo el espacio se ha ilustrado con diversos carteles informativos que hacen referencia a la vida y a las obras de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz.

Contacto:
Plza. Santa Teresa, 4
Telf: 923 30 00 43

Horario:
De martes a domingo de 10:30 a 13:30 h y de 16:00 a 19:00 h

Entrada: 1€

La Iglesia de San Juan constituye la muestra más destacable de la arquitectura románico-mudéjar (s.XIII) que se conserva en la provincia de Salamanca, siendo una de las siete iglesias que quedan en la villa.

De las 18 iglesias que llegó a tener Alba de Tormes, al menos cinco fueron construidas en este estilo, aunque hoy sólo se conservan la de San Juan y la de Santiago, esta última, probablemente, la más antigua de todas.

El abundante número de templos mudéjares, tanto en la localidad como en la comarca, junto a la pureza de líneas de alguno de ellos, han llevado a considerar a Alba de Tormes, como uno de los focos originales del estilo mudéjar.

Construida en las postrimerías del siglo XII y primeros del XIII, tras la repoblación de la villa es encargada en un primer momento por Alfonso VI a Raimundo de Borgoña y más tarde por Alfonso IX.

El templo ha sufrido importantes reformas a partir del siglo XV, época a la que pertenece la parte posterior del mismo, perdiendo en 1791 su original pórtico de estilo bizantino bajo el cual se reunía el concejo para impartir justicia ya que durante el siglo XV esta iglesia tuvo carácter municipal.

Finalmente fue restaurada en 1957. Se levantó el pórtico actual y se suprimieron los caprichos barrocos del siglo XVIII con el fin de devolverla su aspecto original.

El 24 de junio de 1993 es declarada BIC (Bien de Interés Cultural). El templo destaca por su arquitectura y por las piezas artísticas que alberga en su interior, algunas procedentes de los templos de San Miguel y Santiago.

La capilla Mayor cobija la obra más importante de la iglesia, verdadera joya de la escultura románica. Se trata de un espléndido Apostolado en piedra arenisca policromada que ha sido fechado hacia 1200. Está formado por trece esculturas, Cristo en el centro y seis apóstoles a cada lado.

Contacto:
Plza. Mayor, s/n
Telf: 923 37 01 41

Horario:
Consultar dependiendo de la época del año

Entrada: 1€

En 1481, Doña Aldonza Ruiz de Barrientos, viuda de Don Francisco Maldonado y pariente de los Duques de Alba, formó la comunidad de Franciscas Terceras de Alba, cuyo convento fue denominado en principio de la Madre de Dios.

Santa Teresa se hospedó en este lugar cuando llegó a la Villa para iniciar sus fundaciones.

Es llamativa la belleza de la fachada, de mediados del siglo XVI en la que se observa el escudo de la casa Ducal, sostenido por dos salvajes. En el templo se conserva un retablo bastante valioso, que incluye una talla de la Virgen sentada en el trono flanqueada por representaciones de San Juan evangelista y San Marcos.

La iglesia fue restaurada dejando a la vista un artesonado de mediados del siglo XVI, con una bella cenefa. Es digna de reseñar la capilla de Gaytán, obra plateresca que conserva la reja original y un magnífico claustro renacentista, consta de dos pisos con cinco arquerías en cada una de las crujías que sustentan un techo plano.

En cada ángulo aparecen arcos-diafragma. Columnas graníticas que sirven de soporte, de basas muy simples que carecen de capiteles. En el claustro se conservan algunas de las puertas originales.

Desde 1951 el edificio ocupa un Colegio de enseñanza, donde se imparte Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria. 

Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1996.

Contacto:
C/ Benitas, 17
Telf: 923 30 19 08

Horario:
De lunes a domingo de 17:00 a 18:00 h
Posibilidad de concertar otros horarios

Entrada gratuita

La Parroquia de San Pedro sufrió un tremendo incendio en 1512 destruyendo casi por completo el edificio, salvándose únicamente la portada de la iglesia de estilo gótico.

Fue reedificada en 1577 gracias al patrocinio de la Casa de Alba, motivo por el que se puede observar en la fachada dos de los escudos ducales.

El interior está compuesto por una planta de salón con tres naves y presbiterio rectangular, escalera de subida al coro y bajo coro cubierto con bóvedas de crucería de estilo gótico.

En ella se conserva la talla del Santo Cristo de la Salud o Cristo de San Jerónimo, crucificado, con características de la escultura alemana y flamenca de finales del s. XV y principios del s. XVI.

El origen de la Basílica se remonta al año 1898, cuando el reverendísimo Padre Cámara, Obispo de Salamanca, comprobando la insuficiencia de la Iglesia del Sepulcro de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes para tanta multitud reunida, gritó ante todos:

‘Santa Teresa pide un templo y no podemos negárselo’.

Pronto se redactó el proyecto del arquitecto D. Enrique María Repullés y Vargas y se acometieron las obras inscritas en esa vuelta a lo medieval de la arquitectura del siglo XIX.

La Basílica arranca de la Iglesia que guarda el Sepulcro, trazada en cruz latina, con una nave central amplia para la gran concurrencia de la gente y dos naves laterales, más estrechas, para desahogo de la principal y donde se sitúan las capillas.

Su tamaño llama la atención, mide 100 metros de largo, 70 metros de ancho y 92 metros de altura.

Después de 20 años y coincidiendo con la 1ª Guerra Mundial se paran las obras como consecuencia del ambiente creado y por la falta de medios económicos para sacar adelante el templo, hasta que entre 1927-1932 se construyen las capillas interiores. 

Las obras permanecieron paradas hasta que en el año 1982 se vuelven a reanudar los trabajos, en relación a la visita del Papa Juan Pablo II el 1 de noviembre de 1982 con motivo del IV Centenario Teresiano.

Desde entonces han continuado las obras teniendo que atender el paso del tiempo transcurrido desde sus inicios y con un nuevo proyecto ante la imposibilidad de retomar el original; dichas obras han permitido habilitar la parte de la cabecera.

En el año 2015 la Basílica de Santa Teresa fue sede de la XX edición de Las Edades del Hombre. En la actualidad se puede contemplar su exterior, así como las estatuas del Papa Juan Pablo II situada junto a la puerta y de Santa Teresa de Jesús del escultor Venancio Blanco en la Plaza del Peregrino.

Una estatua del Papa Juan Pablo II recuerda la visita que hizo el Pontífice a la villa teresiana el 1 de noviembre de 1982 con motivo de la celebración del IV Centenario de la muerte de Santa Teresa. 

Fue una visita muy especial por tratarse de la primera vez que un Papa visitaba Alba de Tormes atrayendo a miles de fieles y peregrinos de todos los rincones del país. Juan XXIII y Benedicto XV visitaron la Villa, pero cuando todavía no habían asumido la tiara pontificia.

Juan Pablo II estaba muy atraído por las figuras de Santa Teresa y San Juan de la Cruz debido a su estrecha relación con la familia carmelitana, además de haber dedicado su tesis doctoral al santo.

La jornada del 1 de noviembre comenzó en la explanada junto al río Tormes para trasladarse después a la iglesia de la Anunciación, donde visitó a las Madres Carmelitas que le mostraron el Convento y las Santas reliquias del corazón y el brazo. El Santo Padre tuvo la oportunidad de orar en la celda donde murió la Santa.

La escultura en bronce sobre una roca-pedestal de piedra fue realizada por la escultora Nieves Charques Medina en 1985 y se encuentra junto a la puerta de la Basílica Teresiana.

Ubicada en la plaza del peregrino se encuentra la estatua de Santa Teresa de Jesús, realizada en bronce por el escultor Venancio Blanco el año 1977.

Esta plaza es una de las más significativas de Alba de Tormes por encontrarse junto al puente medieval, y ser una de las primeras que se divisan al entrar en la villa.

Concebida junto a la Basílica Teresiana para acoger a los peregrinos que visitan el sepulcro teresiano, se convierte en lugar de celebración de numerosos eventos culturales. Uno de los más importantes es el de la ofrenda floral durante las Fiestas Patronales en honor de Santa Teresa de Jesús que se celebran en el mes de octubre y que por su arraigo y singularidad, están declaradas Fiestas de Interés Turístico.

La iglesia de Santiago fue construida en estilo románico-mudéjar a finales del siglo XI o a lo largo del XII. De todas las iglesias de la Villa es la primera de la que se tuvieron noticias documentales al estar citada en el Fuero de 1140, por celebrarse en su pórtico las reuniones del Concejo.

Erigida en honor del patrono de la reconquista, cuenta con una privilegiada localización junto al Hospital de peregrinos de Santiago fundado en 1445 por D. Fernando Álvarez de Toledo y de la antigua botica del hospital transformada en Teatro de la Villa en 1842.

Construida en ladrillo, con bóveda de cañón semicilíndrico, se remata con un ábside redondo por dentro decorado por tres filas de arquerías ciegas, recubiertos con ocho paños por fuera. La alternancia del ladrillo y piedra y otros elementos arquitectónicos, se halla entre la influencia musulmana y cristiana.

Se mantiene original la maciza Torre del Reloj, de planta cuadrada adosada al lado sur de la cabecera, así como la zona del ábside levantado sobre zócalo de mampostería y decorado con arquerías trilobuladas de inspiración islámica en su lado norte.

Sobre el muro septentrional y con estilo barroco se levantó una espadaña de tres cuerpos en ladrillo. 

En el interior, construida con piedra y ladrillo, está compuesta por una capilla mayor de planta semicircular y tramo presbiterial recto, y una nave rectangular.

Fue lugar de enterramiento de personajes ilustres como D. Gutierre, el primer señor de la Villa; el caballero Antón Ledesma y su mujer Leonor de Pas, así como Isabel de Urbina, esposa de Lope de Vega y su hija Antonia.

Declarada Bien de Interés Cultural en 1996 en la categoría de Monumento. 

En la actualidad alberga el Museo de Alfarería de Alba de Tormes y el Punto de Información Turística.

Contacto:
C/ Hospital, s/n
Telf: 923 37 06 46 / 618 74 65 13

Horario:
De martes a domingo de 12:00 a 14:00 h
Tardes consultar dependiendo de la época del año
Entrada gratuita: martes de 12:00 a 14:00 h

Entrada:
General: 1,5 €
Grupos y reducida: 1 €

Conjunta Castillo + Museo Alfarería
General: 4 €
Reducida: 2,5 €

El Museo de la Alfarería está situado en la Iglesia de Santiago. Se trata de una privilegiada y singular combinación que asegura al visitante el disfrute tanto del marco de la iglesia como de su interior convertido en museo de la alfarería.

El Museo se pone en marcha para reivindicar y dar a conocer el oficio de la alfarería tradicional de la villa. A ella se dedicaron muchas familias albenses y su pervivencia fue fundamental para la economía y el comercio en la localidad.

El museo hace un recorrido, a través de un vídeo, por la historia y la producción de barro en Alba de Tormes que permite contextualizar y dar una idea al visitante de la importancia de la alfarería.

Se exponen algunas piezas fundamentales para entender esta tradición que se convirtió en arte tanto a través de cacharros cotidianos como de otros más decorativos y elaborados gracias a la filigrana.

La filigrana albense es el elemento decorativo más exclusivo de esta colección, en la que los botijos y vasijas se convierten en verdaderas obras de arte. Con un carácter didáctico, en el museo se pueden conocer los procesos de producción de una pieza y los elementos empleados por los alfareros en la elaboración de la misma.

Completan la visita una colección de juguetería en miniatura y los afamados botijos de toros en sus diferentes diseños esquemáticos o figurativos.

Finaliza la exposición una muestra de las obras de cerámica decorativa que realizan los ceramistas albenses que han evolucionado de las piezas tradicionales a modernas obras de arte.

El Museo de Alfarería cuenta con un Punto de información turística.

Contacto:
C/ Hospital, s/n
Telf: 923 37 06 46 / 618 74 65 13

Horario:
De martes a domingo de 12:00 a 14:00 h
Tardes consultar dependiendo de la época del año
Entrada gratuita: martes de 12:00 a 14:00 h

Entrada:
General: 1,5 €
Grupos y reducida: 1 €

Conjunta Castillo + Museo Alfarería
General: 4 €
Reducida: 2,5 €

A poca distancia de la villa, en la vega del río Tormes, fundó Alfonso VII en el siglo XII el Monasterio de San Leonardo para los monjes Premostratenses, que tras abandonarlo en el siglo XV (1447) a instancias de don Gutierre Álvarez de Toledo - Arzobispo de Toledo y señor de la villa de Alba de Tormes - pasó a la orden de los Jerónimos.

El monasterio fue adquirido por particulares en el proceso desamortizador del siglo XIX hasta que en 1962 se instaló la comunidad religiosa de la congregación del Corazón de Jesús (PP. Reparadores). Tras una magnífica restauración fue transformado en Seminario y hoy alberga el Museo de Prehistoria del Padre Ignacio María Belda. Los restos del antiguo conjunto monacal fueron declarados monumento histórico-artístico en 1931.

Hoy en día también es Centro de Educación Secundario como Seminario Menor.

La distribución de las construcciones no responde a la norma seguida durante la Edad Media en la mayor parte de los monasterios: el claustro está desplazado hacia el Este y las dependencias se adelantan a la cabecera de la iglesia, posiblemente por ceñirse a las obras de los Premostratenses.

La iglesia gótica, erigida en 1472 por don García Álvarez de Toledo, consta de una sola nave, dividida en cuatro tramos regulares con capillas entre los contrafuertes, y una capilla mayor cerrada por tres paños formando un ábside poligonal. En el exterior presenta un aspecto severo excepto en la portada del hastial.

En la Capilla mayor fueron enterrados D. Gutierre, doña María de Pimentel y su esposo el II Duque Don Fadrique Álvarez de Toledo. Los restos del obispo se trasladaron a la iglesia de Santiago debido a la destrucción del monasterio durante la Guerra de Independencia.

Frente a esta capilla, en el lado de la Epístola, estuvo la sepultura primera del ilustre y valeroso III Duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo, y su esposa, María Enríquez de Toledo, que posteriormente fueron trasladados al Convento de San Esteban de Salamanca.

El Puente Medieval fue construido sobre un puente originario de época romana sobre el que circulaba un ramal de la Calzada Romana de la Plata que unía Piedrahita con la capital salmantina. Algunos estudiosos afirman que era conocido como Puente de San Jerónimo.

La aparición del puente sobre el río Tormes se debe a la posición estratégica de Alba en la Baja Edad Media. En un primer momento resultó imprescindible para consolidar el proceso repoblador de las tierras al sur del Duero.

Posteriormente, se convirtió en una encrucijada de caminos y de vías pecuarias por donde circulaban arrieros, trajinantes y pastores trashumantes. En él confluían los rebaños de los Cordeles de Amatos, Arca de los Frailes, Ciudad Rodrigo y Torrejón, las Veredas de Ejeme, Pedrosillo y Salamanca.

En su margen izquierdo se encontraba el fielato, una pequeña construcción que se utilizaba como control de paso; en el medio hay una rampa, denominada la ‘Quebrada’ que servía de contrafuerte y como acceso para lavar la ropa y abrevar el ganado desde la Isla del Alcázar, desaparecida con la construcción del Azud de Villagonzalo.

Desde su construcción ha sufrido el paso de la agitada historia albense: en los siglos XVII y XVIII se produjeron en distintos momentos desbordamientos causados por las abundantes lluvias que obligaron a su restauración.

En la Guerra de la Independencia, el Puente se convirtió en un lugar estratégico, tanto el 28 de noviembre de 1809 en la Batalla de Alba de Tormes como en la retirada de los franceses tras la Batalla de Arapiles en julio de 1812 o la retirada de los británicos el 14 de noviembre de 1812 que terminó con la voladura de un arco de este. 

En la actualidad, el majestuoso Puente Medieval, con sus 23 arcos, sigue siendo testigo de la historia de la Villa Ducal.

Es imposible entender la historia de Alba sin el Tormes. Y éste es un buen lugar para comprender cómo Alba, desde sus orígenes más remotos, tenía en el río una barrera defensora frente a los ataques que pudieran venir del otro lado.

A lo largo de los siglos van a ir surgiendo, en torno a su orilla derecha, diversas industrias que utilizan el empuje de las aguas como motor. Entre ellas las aceñas, molinos harineros situados en el cauce de grandes ríos.

Otros ingenios industriales que buscaron las aguas del Tormes para funcionar fueron las fábricas de luz y de curtidos. Mientras que la orilla derecha estuvo siempre más densamente poblada, la izquierda fue la preferida para la ubicación de huertas. Y, entre ambas, se alza el hermoso puente medieval.

La anchura del Tormes en este punto está relacionada con el Azud de Villagonzalo, embalse situado aguas abajo de Alba con aprovechamiento para el riego, producir electricidad y abastecer de agua potable a la ciudad de Salamanca y otras poblaciones.

Un ameno paseo titulado 'Camino de las aceñas', que se inicia al lado del puente, permite deambular junto a la orilla, sumergirse en la vegetación de ribera y descubrir restos de alguno de aquellos ingenios.

Escritos de principios del siglo XVII citan la existencia de la Ermita, anejo de la Parroquia de S. Andrés de Alba con 18 vecinos. Más tarde se convirtió en templo parroquial de Martín Valero, pueblo desaparecido en la Guerra de la Independencia debido a los saqueos y graves destrozos que sufrió durante la francesada y especialmente en la batalla de Arapiles por ser escenario real de la retirada de los soldados, muchos de ellos enterrados en su cementerio.

Pasó entonces a formar parte de Palomares, pedanía de Alba de Tormes hoy despoblado. En la actualidad depende de la parroquia de San Pedro de Alba.

La ermita de la Virgen de Otero se sitúa en la parte elevada de un cerro en el margen izquierdo del Tormes, a 2 kilómetros de Alba de Tormes. Se trata de un enclave privilegiado desde el que se divisan magníficas panorámicas sobre la vega del Tormes y la villa ducal.

De construcción sencilla y humilde, de pizarra y ladrillo, la ermita está rodeada del cementerio de Palomares, y en la explanada que se abre ante ella se ha acondicionado un merendero. Habitualmente se encuentra cerrada, abriéndose sólo en las festividades, entre las que destaca la romería del primer lunes de septiembre, así como el culto del mes de mayo.

Los domingos del mes de mayo, a las 6 de la tarde se celebra una eucaristía, quedando el templo pequeño para acoger a las decenas de fieles que se acercan hasta el lugar.

Desde tiempos remotos se celebra una popular romería que en la tarde del primer lunes del mes de septiembre asciende hasta su ermita y que se caracteriza, fundamentalmente, por  la sandía que se consume en sus inmediaciones, y las ‘llaves de Otero’, que alguna de las confiterías albenses aún elabora.

El Museo Arqueológico Padre Belda fue fundado en 1982 gracias a la iniciativa del sacerdote del Sagrado Corazón de Jesús P. Ignacio María Belda, quien a lo largo de su vida recogió infinidad de piezas geológicas, arqueológicas y etnográficas fruto de su interés por las ciencias, y su participación en diversas campañas arqueológicas.

El museo se localiza en el Convento de San Jerónimo (anteriormente San Leonardo), un imponente conjunto de los siglos XV-XVI compuesto por el propio convento con dos claustros, la iglesia y diversas dependencias auxiliares. El mismo fue rehabilitado, tras siglos de abandono, por la orden de los Padres Reparadores-Dehonianos, con el Padre Belda al frente que dirigió personalmente los trabajos, a partir de 1960.

Inicialmente, el museo se denominó Museo Didáctico de Prehistoria Padre Belda, lo cual revela el sentido de este centro, orientado en origen a complementar la pedagogía escolar del Seminario Menor de San Jerónimo.

Tras el fallecimiento de promotor y alma mater del museo, y aprovechando la oportunidad que diversas instituciones ofrecieron a los Padres Reparadores-Dehonianos de cofinanciar la consolidación y rehabilitación como nueva sede del museo de la iglesia conventual, en ruinas desde mediados del siglo XIX, el Museo del Padre Belda entra en una nueva etapa.

Como merecido homenaje al Padre Belda, y como mejor manera de perpetuar su legado pedagógico, el nuevo Museo Arqueológico Padre Belda de Alba de Tormes fue inaugurado el 27 de junio de 2008 en su nueva sede, en la rehabilitada Iglesia del Seminario Menor de San Jerónimo.

Contacto:
Ctra. Piedrahíta
Telf: 923 30 01 35

Horario:
Consultar dependiendo de la época del año.

Entrada:
General: 2 €
Grupos y reducida: 1 €

El primer Monasterio de las Madres Benedictinas en Alba de Tormes tuvo su asentamiento cerca de la villa, en la zona de extramuros y está datado del siglo XIII.

Por los años 1565 y 1566 el Monasterio cuenta entre sus miembros a dos monjas edificantes: Dª Mayor y Dª María Ovalle, hermanas de un cuñado de Santa Teresa. En esta época se educó en el Monasterio la niña Beatriz de Ovalle y de Ahumada, sobrina de la Santa.

El 12 de mayo de 1769 se traslada al lugar que hoy ocupa dentro de la Villa siendo abadesa Dª Benita de Oviedo, monja de grandes talentos y perteneciente a una de las más distinguidas familias de Alba.

La Comunidad vivió unos años críticos en la época de la Guerra de la Independencia con la publicación de las Leyes de Desamortización, pero pasados estos años, se recuperó el fervor de la vida monástica.

La portada de la iglesia, trasladada del anterior convento, está compuesta por dos pilastras dóricas cajeadas que enmarcan un arco de medio punto y sustentan un entablamento con un friso. En los extremos del friso aparecen dos medallones, un guerrero con yelmo y una dama, dos pizarras labradas con el báculo y la mitra del obispo, y en el centro el busto de San Benito.

En enero de 2019, finalizan importantes obras de restauración.

Las Madres continúan hoy en día realizando trabajos artesanos de encuadernación e ilustración en su pequeña imprenta y bonitos trabajos de cerámica.

El obrador de dulces de las Reverendas Madres es famoso por la calidad de sus productos. Cuenta ya con siglo y medio de tradición y siguen vendiendo a través del torno conventual.

Visita exterior.

Este entrañable parque, escogido por muchos albenses para el paseo tranquilo y el recreo infantil, ofrece unas espléndidas vistas de la localidad y la vega del Tormes.

Está sentado sobre la Muralla y parte del antiguo Alcázar Medieval, pudiendo suponer que donde hoy se puede disfrutar de un agradable paseo, en otra época era usado como torre de vigilancia.

Entre las privilegiadas panorámicas destacan las del cauce del río Tormes rodeado de un bello bosque de ribera, del Puente Medieval, del Molino, de la Ermita de Otero y detrás la Meseta de Carpio inmersa en el castellano paisaje cerealista.

Cuenta con una gran variedad de especies florísticas como pinsapos, pinos piñoneros o cedros, castaños de indias, plátanos o álamos. Merece la pena detenerse en el cedro situado en el ápice central del parque en el que una familia de cigüeñas ha instalado su nido.

También se recomienda una parada para contemplar los escudos históricos de la Villa, de la Casa de Alba y del Monte Carmelo. Se encuentran al final del camino de arena bajo una encina.

El Parque público de la Dehesa se encuentra junto a las playas naturales de la ribera del río Tormes y de la zona deportiva albense: el pabellón municipal, la piscina, los campos de fútbol o las pistas de tenis.

El parque es ideal para todos los públicos ya que dispone desde juegos para los más pequeños como un arenero, juegos de muelle, un pequeño tobogán, una tirolina y un multiaventuras; como de la posibilidad de que disfruten personas de todas las edades en las mesas de tenis de mesa y de ajedrez, o en la terraza y el merendero estival.



Dispone de un Bar-kiosko con baños.

El antiguo Molino Fluvial es un edificio del patrimonio etnográfico albense situado aguas abajo, a orillas del río Tormes y en su margen derecha a su paso por la villa.

Este edificio multifuncional cuenta con dos plantas. En la planta baja puede visitarse una pequeña exposición con la maquinaria rescatada de la antigua fábrica de harinas.

La denominada Aceña de los Moro del año 1907 funcionó durante más de 50 años como fábrica de harinas “El Alcázar”, donde hasta 1943 se estuvo utilizando como fuente de energía para mover las piedras del molino, el agua del río Tormes.

En la actualidad, tiene un uso polivalente y es el Centro de Desarrollo de la Sociedad Rural del Conocimiento “e-RCO”.

Ruta de senderismo circular con inicio en Alba de Tormes. Durante la marcha disfrutaremos de la flora y fauna que se desarrolla en la margen del río Tormes y que se enmarca dentro del Bosque de Ribera (catalogado dentro de la Red Natura 2000 como lugar de Interés Comunitario - LIC).

Desde este punto también veremos una de las instalaciones con las que se aprovechaba la fuerza del río, la ‘Casa Molino’, actualmente Telecentro e-RCO.

Es la ruta de la Ermita de Otero mucho más que una actividad lúdica o deportiva, es caminar por la tradición siguiendo los pasos de las romerías que se celebran puntuales todos los años.

El paseo comienza junto al Puente Medieval que franquea el paso sobre el Tormes. Caminaremos por la calle Afueras del Puente, que con tan expresivo nombre nos llevará hasta el tejar y al puente de las playas viejas (puente que atraviesa el regato de Terradillos), donde giraremos a la derecha.

Llevando el río a nuestra derecha cruzaremos una pequeña urbanización para comenzar una subida de unos 500 metros hasta la Ermita.

Arriba nos espera, además del templo, una privilegiada panorámica de la villa albense y su entorno y una gran zona acondicionada para el ocio...

La Vía Verde de la Plata es el primer tramo de la antigua línea de ferrocarril de la Ruta de la Plata convertido a Camino Natural con el fin de fomentar el uso peatonal, el uso ciclista y la interpretación del patrimonio natural, etnográfico y cultural.

El trazado tiene un recorrido de algo más de 20 kilómetros y atraviesa los municipios de Carbajosa de la Sagrada (muy próxima a la ciudad de Salamanca), Arapiles, Calvarrasa de Arriba, Terradillos y Alba de Tormes. 

El camino no presenta dificultades para los usuarios, ya que la orografía es suave y el camino tiene un encanto especial que permite contemplar las llanuras típicas de los campos de Castilla.

Se trata del primer tramo del Camino Natural de la Vía de la Plata. Merece la pena destacar el gran valor histórico por el que discurre la ruta, escenario real de la batalla de los Arapiles y de la batalla de Alba de Tormes.

Si quieres visitar la localidad y conocer mejor su historia, cultura y tradiciones, acércate a la Oficina de Turismo. Aquí te informarán sobre la amplia y variada oferta monumental y cultural que ofrece Alba de Tormes.

Te ayudarán a descubrir los encantos que esconde la villa.

Contacto:
C/ Castillo, s/n
Tel. 923 37 06 46 / 618 74 65 13
Email: info@villaalbadetormes.com

Horario:
Abierto todos los días del año, excepto 25 de diciembre, 1 y 6 de enero. Tardes del 24 y 31 de diciembre y 5 de enero cerrado.

De martes a domingo:
Mañanas 10:00 a 14:00 h
Tardes Consultar dependiendo de la época del año.

TARJETA ALBA CARD

Alba Card es una tarjeta que permite, desde el momento de su adquisición, disfrutar de numerosas ventajas y descuentos, con un ahorro de más de un 50%, a la hora de visitar TODO el patrimonio cultural que alberga la Villa Ducal. Pero aún hay más. Gracias a la colaboración entre Ayuntamiento de Alba de Tormes, entidades gestoras de monumentos, museos y empresarios, podemos ofrecer descuentos en diferentes establecimientos.

El precio de esta tarjeta es de 6 € y tiene una validez de 2 días desde su adquisición.

Puntos de Venta
Oficina de Turismo
Museo Carmus
Centro Teresiano Sanjuanista